Los ultimos 10 años de mi militancia política y social, me encontró, en la mayoría de las ocasiones, cuestionando la posición del entonces Cardenal Bergoglio, que sistematicamente fomentaba, muy sutilmente acciones, contra el gobierno de Nestor Kirchner y luego con Cristina Fernandez de kirchner. Allá por el 2005, organizamos con un grupo de compañeros una mesa de debate " Bergoglio, Pastor o militante opositor.. ? ", donde participaron entre otros, Fortunato Mallimaci, Hernán Brienza y el Padre Eduardo de la Serna.
Conservador moderado, hábil negociador, paciente, gran articulador político, Bergoglio tiene como dato a su favor, que nunca descuidó el trabajo pastoral y social.
Muchos compañeros, con justa razón, hacen foco, en uno de los aspectos más oscuros de la vida del Papa Francisco. Más específicamente, se refieren a las afirmaciones de dos ex sacerdotes, Orlando Yorio y Francisco Jalics, que han acusado a Bergoglio de haber colaborado con la dictadura militar argentina de la década de 1970.
Estas acusaciones son recogidas por Emilio Mignone, en su libro Iglesia y dictadura. Allí, el respetado y querido dirigente de una de las organizaciones de derechos humanos más importantes de Argentina, utiliza como ejemplo a Bergoglio para resaltar la complicidad de ciertos prelados con los militares argentinos .
Pero, me parece, que que debemos tener en cuenta, varios aspectos, y no en uno solo, en la elección de jorge Bergoglio como nuevo Papa. Con cada vez con menos credibilidad, con crisis de vocaciones sacerdotales, abusos por donde se ponga la lupa, negociados financieros, la lucha de poder, se dá en la "Santa Sede " y desde hace un par décadas, entre sectores ultra conservadores y sectores moderados ( donde figura Bergoglio ). Lamentablemente, los sectores, donde nosotros como militantes sociales, y cristianos de base, nos sentimos referenciados, no tienen verdadera incidencia, como factor de poder, desde hace años en la Igesia, cuando fueron separando, a veces asesinando, a los mejores pastores, los más jugados, los que luchaban y luchan por una Iglesia, verdaderamente cerca de la gente.
En este contexto, seguramente el nuevo papado, hará eje, en recuperar algo de la credibilidad perdida todos estos años, de parte de la conducción católica. No espero grandes cambios ideológicos o de aperturas doctrinarias a los nuevos momentos y realidades del mundo. Sí, seguramente, habrá un esfuerzo, y gestualidad, dirigida fundamentalmente, para contener pastoral y esperitualmente, a los sectores y poblaciones más relegadas del mundo, como África y Sudamérica.
El camino, nos indica, que como siempre, y por siempre, habrá que seguir luchando, por una sociedad, por un mundo más justo. Nadie nos vá a regalar nada, como siempre, cada conquista hay que pelearla y arrebatarle a los factores de poder, los privilegios que querrán seguir sosteniendo, por siempre.
Si, hay que seguir andando, nomás...compañeros.
Alberto Espiño
Coordinador de Cristianismo Militante
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